viernes, 20 de junio de 2008

No, no soy indio


No, no soy indio.
Ellos (los «indios»)
tampoco eran indios.
Pero otro no lo soy.
Y si algo soy,
soy un despiadado revoltijo
de corderos y serpientes,
sol, cruz, viento, rueda,
flechas y espadas.

Sí, soy eso,
todo eso
y nada en todo eso.

Estas formas
que arman mis palabras
hoy son esta lengua que me expresa,
pero que no deja a mis muertos hablar,
hablar de necesidad,
espinosa necesidad de escuchar,
desesperante necesidad
de hablar de necesidad.

No quiero regresar,
quiero hacer venir,
no quiero borrar,
quiero incorporar,
no quiero desechar,
quiero equilibrar,
no quiero un milagro,
quiero pelear,
pelear para revivir
y un vez con vida,
pelear por ya no morir,
por no morir sin pelear,
por no revivir muerto.

No, no soy indio,
pero mientras no lo sea
tampoco seré del todo
todo lo que soy.

No, no soy indio,
y nací conquistado,
me arrancaron las plumas
del pecado original,
de ser original,
de tener origen
en una verdad,
aunque sea una sola
de las verdades
que remiendan mi realidad.

No, no soy indio,
pero quiero su dignidad.
No, no soy indio,
pero quiero un también,
sí, también ser.

No, no soy indio,
pero lo otro,
lo otro,
no lo soy.
 


"Poemas", Ed. Mazatli, 1997; 
y "Poésie Salvadorienne du XX Siècle", Ed. Patiño, 2000)


No hay comentarios: