I
No hay silencio más imposible
que el de los dos buscándonos
entre los días.
Inexistentes
fábulas de buenos hombres
inventándose a cada mirada
un espejo bondadoso
que espante el tedio.
El tiempo sordo
no nos espera
y pasan los sueños
como pasan hormigas
de mi lengua a tu nada.
¡Cuánto silencio nos espera!
II
Mientras te calles
y no te dejes existir
serás palabra de inocencia
dejada suelta en medio de la culpa.
Si no encuentras mi boca
serás impronunciable
y perecerás como el suspiro
de aquel niño muerto
que orina en las fuentes del vacío.
Deja ya las fiestas del silencio
que el bullicio
y la razón de los salmos
empieza a imponerse
amenazando con dejarme
intacto
solo
sin ni siquiera balbucearte.
III
Te siento como un nudo
en la garganta del mundo.
¡Sé un sollozo,
una queja
o un gemido!
Bésame una sola vez el oído.
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