Tengo otra vez esa tristeza:
el regreso a la insospechada manía de extrañarte.
Hoy es peor
porque estás lejos,
más que el mismo amor
que no recuerdo.
Te veo preguntando
y dibujándome tu duda
sobre las canas:
Nunca supe pronunciar una respuesta.
Ahora, al final de cada tramo,
me veo casi solo,
prolongando un dolor desde mis manos.
Vuelvo sobre vos
más aburrido,
abultado el abdomen
y el hastío,
escuchando mejor que el que cantaba
siguiéndote la voz
mientras comprendo
que más fácil
era verte imposible,
casi santo,
meciendo con silbidos la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario