sábado, 21 de junio de 2008

Exacto

Ojalá tu nombre fuera verbo:
es un llano sintagma sin pretensiones de moverse,
sin pretensiones de llegar a la acción del reencuentro.

Reposa en el fondo del recuerdo,
no basta para el optimismo;

es un tótem solitario en mis cartas fallidas,
una estrella extinguida
que me miente por artimañas de la distancia;

es una muralla
en la que escribo mis deseos,
en la que rompo mis ánforas vacías…
el talud en el abismo de mi esperanza.

Tu nombre es una sentencia,
un juicio inmoral de mis acciones:

un pájaro suelto por falta de pruebas,
una manzana inocente
en la boca de una serpiente estafadora.

Es irreal,
como ese que te digo que ahora soy.

Tu nombre no completa la intención de una frase;
no tiene voces y rima demasiado con la nada.
 

Pero ninguno es tan callado,
tan discreto,
tan exacto.
Ninguno es tan implícito
tan ajeno,
tan palabra.

Tu nombre ya no es mío.

Pero ninguno cabe tan bien en mis poemas.

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