sábado, 21 de junio de 2008

Si uno pudiera

Si uno pudiera no enamorarse a su antojo,
definitivamente no me enamoraría de vos,
es que sos tan lluvia de tarde
y tan silencio y necesario en mediodía.
No caería así
en la rutina
de amarte todos los días.

Sos ideal para no enamorarse,
pues zanjarías sin quererlo
profundos surcos
en mis manos
y armarías mi destino
perfecto y aburrido
tal como lo quiero entre tus manos.

Si uno pudiera no enamorarse,
no me enamoraría
del cuarto de hora de tu desayuno
que me alimenta,
ni del recodo de tu mano
cuando escribís a máquina,
buscaría como no enamorarme de tu pezón derecho,
tan imprevisible
a las dos de la mañana,
y pagaría cualquier precio
con tal de morder el borde de tu labio bajo,
que tanto vértigo me da.

Si uno pudiera no enamorarse a su antojo,
no me enamoraría de vos

que sos billete de once pesos
cuando necesito trece para pagar mi suerte
y ese ataúd modesto pero digno del intento.

Si uno pudiera,
claro,
si uno pudiera.

Pero uno puede y no puede
enamorarse y no enamorarse.
Sólo es así,
uno
cae
sin avisos
en los charcos cuando relampaguea
y así pasa
y todos tienen la culpa.

Sí,
definitivamente,
si uno pudiera no enamorarse,
no me enamoraría de vos,
ni de la palabra que no has dicho,
ni del amor que nos has tenido.

Si uno pidiera no enamorarse
cuando encuentra su color es esos ojos.

Si uno pudiera no enamorarse.

Si al menos uno no quisiera.

1 comentario:

Atenea dijo...

Eso me digo yo cada día: si uno pudiera no enamorarse...Huy, sería menos complicada la vida. Jajaja.

Me encantó!