domingo, 7 de septiembre de 2008

Simple


La ausencia es algo fácil:
Uno se sienta a sufrir y a enhebrar agujas,
a dejar que las horas se hagan días
sin pretender sacarles ventaja.

La tristeza se acomoda
y uno hasta se hace creador
luciendo sus delirios y añoranzas,
explorando lo singular de cada angustia.

No preocupa ser valiente:

Líos se acumulan, pero no pesan,
las demandas mundanas dan risa
y no hay compromiso que comprometa.

Aunque
no
recuerde
bien
tu
nombre
y
no
logre
con
exactitud
saber
quién
sos,

ya instalada la ausencia,
tu identidad es marginal.

Sólo se siente que algo falta en todo
y todo faltará en cualquiera.

No se complica más el mundo
y la irresponsabilidad es una venganza.
Es la suerte la que lleva y trae:

someten las casualidad.

La indiferencia inunda todo:
nada lleva tu signo de milagro.

Llorando llega el sueño
en cualquier cama sudorosa.

No hay de qué cuidarse
y cuidarte ya no es problema:
nada es amenaza, ni siquiera la esperanza.
 

Tu ausencia
reduce
el abismo de la vida
a un mortal
grano de simpleza.

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